lunes, 28 de junio de 2010

 Hay que procurar no dejar las cosas del amor en manos exclusivamente del corazón.

En estos procesos, la intuición juega un gran papel. No cabe duda de que todos vamos acumulando, sin darnos cuenta, una serie de experiencias y conocimientos que dan lugar a ciertas asociaciones inconscientes. Es lo que algunos han llamado «memoria experiencial» Cuando una persona nos atrae, intuimos que con ella podríamos compenetrarnos y sentirnos bien en su compañía. Pero muchas veces nos equivocamos, esta intuición falla.
 Esto es particularmente frecuente cuando nuestra situación afectiva es propensa al enamoramiento. Entonces podemos proyectar nuestros deseos en casi cualquier persona en la que hallemos cierta sintonía. En ciertos períodos de la vida estamos débiles afectivamente y, como la persona que está baja de defensas está a merced de cualquier virus que pasa a su alrededor, podemos enamorarnos de cualquiera.
Tras esta primera fase de atracción física y psíquica, se comienza a considerar la posibilidad de que también nosotros le hayamos gustado. Por eso es más fácil enamorar, si esto se pone de manifiesto, de forma más o menos entrevelada. Es el juego de la coquetería.
 Después viene el momento más peligroso, cuando consideramos la posibilidad de enamorarnos. En este punto actúa la voluntad. Si dejamos esta puerta abierta, ya estamos perdidos. El amor se nos cuela sin damos cuenta, y cuando queramos reaccionar, estamos atrapados.
 Se van configurando una serie de procesos que nos alejan de la realidad hasta llegar a un estado de «imbecilidad transitoria».
 Por un proceso denominado «catatimia», percibimos de otro modo todo lo referente a esa persona. Nuestra afectividad deforma estas percepciones acercándolas a nuestros deseos: la vemos más guapa, más interesante, más inteligente, etc., aunque los demás no estén de acuerdo con nosotros. Por eso se dice que el amor es ciego. Además se produce una «proyección atributiva inconsciente», fenómeno que consiste esencialmente en completar, sin darse cuenta, los aspectos desconocidos de la persona objeto de amor con los atributos que el enamorado desea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario