jueves, 3 de febrero de 2011


En un rincón de las sierras donde arden las 
estrellas, 
dejé mi herida abierta en un valle de penas. 
Casi sin darte cuenta se te puede enfermar el corazón, 
cuando uno menos lo espera, 
el veneno ya está en tus venas. 
En un río de deshielo, al sol de una mañana
trajeron en un cuerpo a un ángel de montaña, 
un par de ojos negros te pueden robar la ilusión
y no hay cura ni remedio que te haga ver mejor. 
La luna y mi suerte, rompieron el encanto
perdí mi sueño en la noche que el ángel se hizo diablo. 
Un par de ojos negros te pueden robar la ilusión
y no hay cura ni remedio que te haga ver mejor. 

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