viernes, 24 de diciembre de 2010


Pequeña Carolina:
No te enamores nunca, no te enamores jamas, que tu sonrisa de niña se puede marchitar,
que el amor  es algo serio, que te puede destrozar y te dejara un vacío  muy difícil de llenar.
 Pero por mucho que te advierta se que caso no me harás, se que conociste a alguien, a alguien muy especial.
Y despacito, sin saberlo de el te enamoraras. Sentirás nuevas sensaciones que quizás no entenderás  Y a todas tus amigas  de el les hablaras, mientras que en tu corazón  muy profundo su nombre grabaras
con letras que quizás nunca olvidaras.  Y mires donde  mires su rostro veras sus cabellos, su sonrisa y su forma de besar. Pero de repente un día tu mundo  se derrumbara: te quedaras sentada mirando, mirando como
 el se va. 
Lo veras con sus amigos  y no lo querrás saludar y tus ojos con los tuyos siempre se encontraran.
 Recordaras otros tiempos y de nuevo lloraras y tus amigas y amigos  te querrán animar,
presentandote a alguien, a alguien muy especial.  Te gustara su sonrisa, y su forma de mirar
y despacito, sin darte cuenta
 te habrás vuelto a enamorar.
Muchas gracias. Atte, Carolina del futuro.

Ojalá alguien me hubiera advertido esas cosas, antes de haber perdido mi corazón entregándolo a tantos idiotas que no lo supieron cuidar. Ojalá nunca en mi vida me hubiera enamorado.

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